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Mostrando entradas de 2010

Sucedió

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¿Casualidad? No puede ser. Quizás conocidos desconocidos. Tal vez destino o Deja Vu. ¿Casualidad? No lo creo. Es demasiada la planificación, Un papel, unas palabras, una sonrisa: Lo sabías. Sí, Tú lo sabías. Pero nosotros no, creemos en casualidades. ¿Casualidad? Ni soñando. Vidas destinadas: entrelazadas, revolcadas. Fruto de condiciones azarosas: plan. No existe la casualidad, Sólo existe suerte Y la suerte nos llevó a cruzar sendas, Nos lleva a todos a cruzar caminos. No hay casualidad en las situaciones humanas Nos conocimos porque así debía ser, No existe el destino, pero tampoco el azar. ¿Qué hay? Sólo sucede. Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons .

Ojos

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Cuando son tres los ojos que me miran, no puedo dejar de pensar: hay uno que no me pertenece. Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons .

Distancia

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Cuando dos días son una eternidad, dos meses se pasan volando. Nunca nos contentamos con la cercanía, los kilómetros pueden ser vecinos pero los centímetros no se pueden eliminar. El mundo se basa en la distancia, no nos podemos tocar ni siquiera a nosotros mismos. El átomo mantiene su distancia, creo que es lo más sano. Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons .

Siete vidas

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Un gato puede tener siete vidas, yo, todavía no lo sé. Y, cuando me preguntan de mi muerte, yo respondo: “sí, fue ayer a las diez.” ¿Cuántas vidas tengo? Espero todavía no saber. Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons .

Amigos

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Amigos En una relación de amistad Hombre-mujer, soltero-soltera, Es difícil mantener la neutralidad O una mirada objetiva y certera. Mientras se mantiene un límite claro Entre dos personas serenas, Es usual que el amigo se convierta en avaro Deseando a la amiga para sus historias bellas. Y en el exterior el gentío mira, Observa, critica, susurra, cuchichea, comenta, Entiende, no entiende, hasta provocarles la ira A dos amigos que terminan en uno que se lamenta. Es curioso el género y proceder humano: Conocidos, amigos, con ventaja, pololos o fracaso. Si no me quieres, no te tiendo la mano. Si me deseas, ¡Por favor demos el paso! Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons .

Sentimientos

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En tres notas puedo expresar el mundo. Un piano y una gaita me sumergen en una historia de amor sin palabras, sin imágenes. Es una historia de sensaciones, una vida de escalofríos y nudos en el estómago. Desenrollan un pergamino de emociones, de experiencias, de culpas, de peleas y reconciliaciones. Una palabra puede expresar una vida: melancolía. A veces hay tantas cosas que expresar y es tan difícil. Tantas cosas que decir para las cuales es imposible encontrar palabras. Dichas ocasiones el sonido las suple, la voz se torna violín y mi vida vuela en busca de una composición hermosa que pueda acompañarme. Quizás nadie lo entienda, quizás una masa de sonidos terroríficos sea mi paraíso, pero ellos son capaces de expresarme las sensaciones impronunciables. Con un sonido y un escalofrío intento escribir versos, no resulta. ¿Un cuento? Tampoco. Pero me doy cuenta de algo, como yo mismo enuncié: “¿Para qué inventar? Estaba claro: podía contar cualquier cosa y sería un cuento.” Y resulta.

Vamos Chile

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Quizás, unos minutos más tarde no estemos, Estemos tiritando en una esquina con miedo a morir, Con miedo a desaparecer en la mente colectiva, Con miedo a perder sin jugar. Sin previo aviso el polvo nos envuelve, La luna amarillenta recorre ruinas habitadas. Un llanto de niño rompe mis tímpanos en pedazos, En trozos de dolor que quieren salir. Pero a lo lejos puedo ver una estrella, Cuando amanece una toga de esperanza al viento. Roja por la sangre derramada, azul por el cielo que vendrá Y blanca por la generosidad. Y con la esperanza en un puño y el llanto en el otro, Me quemo en trabajo para compensar, Ya no importa que pierda parte de mi vida, Lo importante es que a alguien se la pueda dar. Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons .

Tres palabras, un cuento.

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Tres días sentado frente a la ventana y no se me ocurrió nada. Todas las ideas que había considerado estaban condenadas a ser fracasos rotundos, rotundos y degradantes. Pese a esto, seguía sentando frente a la ventana, todos los días a las tres, sin una maldita ausencia. Lo había convertido en una rutina, a falta de siesta, con un insoportable insomnio post almuerzo, buscaba inspiración en el movimiento de las hojas. Era como intentar atrapar una piedrecilla resbalosa en la mitad de un pantano turbio. Pero, como un niño, egocéntrico, trataba, trataba y trataba. Obviamente, fallaba, fallaba y fallaba. Hasta el momento había logrado hilar tres palabras: “Había una vez…”. Lo patético era que ni siquiera fueron una por día, sino que fue la única inspiración que tuve… antes de sentarme a pensar. Después de aquel brillante chispazo, sólo había divagado, de un lado a otro, como las hojas de los árboles que observaba. Quizás su movimiento azaroso y tambaleante no hacía otra cosa que hipnotizar

La solución

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Hay veces que siete vidas no son suficientes, No se puede comprender un disparo, No se puede atrapar una bala tampoco, Sólo podemos mirar, y, a veces, ni eso. Dos puntadas pueden sanar un dedo, Un corte puede reemplazar un corazón. Pero un pecho herido Es un desafío médico considerable. De noche puedes huir de tus preocupaciones, Ahogarlas en un vaso de alcohol, Reducirlas a cenizas en un cigarrillo, Lo difícil, es dormir abrazado a un peluche. Un nuevo combo se gesta, Dos por uno: Una muerte puede llevar a sensaciones contradictorias. Lloras. Ríes. Quizás en un consultorio insisten que no llores, Dos pastillas y puedes dormir; No abrazando un peluche, Con suerte puedes soñar. La solución es otra, está escondida. Una patada en el culo, un golpe en la cabeza: Sólo hace falta refrescar la memoria. Tú también naciste feliz. Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons .