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Toz

Es tan difícil convencerte de lo contrario, como si habláramos en voz en off: el público puede escucharnos pero nosotros hacemos oídos sordos. A veces pienso que debiéramos buscar otra manera, quizás podríamos enviarnos pequeños post its. No… los despegarías sin leerlos. Y… tampoco puedo decir que los leería, de hecho, no podría hacerlo. Te hablo mediante chapurreos, que tengo frío, que tengo hambre, que quiero que me tomes, que quiero que me bajes. Dichas necesidades las entiendes perfectamente, pero cuando quiero conversar contigo no es posible. Balbuceo ruidos ininteligibles, tú me miras con tu eterna cara de disgusto, lanzas una maldición y te vas a limpiar un plato. Generalmente te pones a gritar sobre papá, ese desgraciado que te dejó embarazada con diecisiete años y se mandó a volar. Para peor, te hizo terminar con un borracho que si no le tienes el vaso y la copa limpios te zurra seguro. Yo te entiendo, pero no me importa que estés ocupada, quiero que me tomes y me arrulles

La idea

Recibí una carta con una idea. Situación peculiar, pensé, pero hice caso omiso a los chillidos provenientes de mis entrañas y dejé de comer. Así comencé a leer concentradísimo, no percibí el aliento de la sopa ni el canto de una mosca que volaba en dirección a mi húmedo pan, sólo introduje e introduje letras en mi corteza cerebral. Letras, frases, ideas, hasta que por fin llega lo abstracto: dejo de pensar en caracteres o imágenes, sólo era la idea viajando por mis conexiones neuronales. De súbito me levanto de la mesa derramando un poco de sopa que cae sobre el pan del cual huye la mosca. Fue demasiada la sorpresa para los muebles y la silla resultó desmayada tras de mí. No me importó, simplemente caminé con decisión hacia la puerta de calle. Pero cuando estaba a tan sólo unos pasos de ella me detuve de improviso. Comencé a contar los segundos: uno, dos, tres, cuatro, cinco… coincidían en ese momento con mis respiraciones, no, no, no, con mi pulso: estaba acelerado. La idea me tenía

Moda

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Lo acepto, soy maleducado. Por algo estoy protestando. Quiero educarme, por eso tiro piedras y respiro gases lacrimógenos. El tema es que el gobierno no me gusta. Vayamos en contra del presidente, no me importa si es por los árboles, la educación privada, el lucro, la estatización, el cobre, el carbón, los viejitos, lo que sea: protestemos. Estoy aburrido, iré a marchar. ¿De qué se trata? No me importa, busco la anarquía, hay que cambiar el sistema. ¿Qué propongo? No sé, ¡quiero soluciones! Por favor, Estado, solucióneme la vida. Así que, a alegar, alegar, alegar, alegar y alegar. Una pancarta, me pinto el cuerpo, salgo en bicicleta desnudo. ¡Que vuelva Bielsa! Es la única manera que este país funcione. Sí, eso, el loco presidente. Soy un poquito superficial. Estoy a la moda, ¿qué se hace hoy en día? Se marcha. Las consignas no las invento yo, sólo hay que buscar con qué rimar los apellidos de los ministros para buscar un cambio de gabinete. HidroAysén ya pasó de moda así que ahora q

Hoy vi a Neruda

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-Papá, papá, ¿quién es ese hombre? –me preguntó mi hija apuntando a un individuo con una boina que subía al troncal 418 y se sentaba cerca nuestro. Lo pensé un momento mirando a aquel hombre de pueblo y respondí: -Ese, hija, es el Neruda de nuestros días. Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons . Pequeño microcuento que escribí hace un tiempo, para el Santiago en 100 palabras 2010.

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Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons . Tengo que subirlo como imagen para respetar los detalles de líneas, negritas, etc.

Confesión

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Con este cuento participé en el concurso de literatura de Juventud Providencia del año 2010, quedando en segundo lugar de la categoría A. Sí, yo le robé a la señora, yo la golpeé y yo me llevé su dinero. ¿Si estoy arrepentido? No, jamás lo estaré. ¿Para qué estarlo? Al final el resultado va a ser el mismo, el juez no va a minimizar mi pena por arrepentirme, sólo servirá para la opinión pública que bien poco me interesa. De lo que sí me arrepiento es de no haber corrido más rápido para que no me atraparan, de eso sí que me arrepiento. ¿Por qué lo hice? Hay dos respuestas, una larga y una corta. La corta es simplemente porque ese es mi trabajo, tenía que llegar con la plata a mi casa. La larga se la puedo resumir en pocas palabras: desde que nací no he visto una buena situación económica, mi madre trabaja en un departamento en el centro de prostituta mientras que mi padre ejerce mi mismo oficio… ¿Qué si lo delataría por unos años menos? Está loco, la lealtad de sangre no se infr