Vicente

-Vicentito, Vicentito, ¿No te lo dije?

Tres años bastaron para que se hiciera realidad toda una red de imposibles, para que el fin del calendario maya llegara en forma adelantada haciéndonos creer que la única manera de escapar era la incoherencia.

Él era un niño muy normal. Un ejemplo de niño, un súper niño. Bueno, casi niño pues con cuarenta y ocho años de edad seguía viviendo en casa de su madre sin poder cortar sus amarras y volar libre. Era gay desde los trece y pese que lo vieron seis psiquiatras, dos neurólogos y cinco psicólogos, nada lo había hecho cambiar: tenía desde pequeño en su interior una mujercilla. Siempre le había gustado vestirse con ropa suelta.

Yo lo conocí un día en el supermercado cuando me sentí fuertemente observado en el momento que me agaché a recoger un paquete de papas fritas que se me había caído (desde dicha ocasión no me agacho sin doblar las piernas). Cuando volteé lo vi ahí, firme y descarado, sin pelos en los ojos, observando mi trasero. “Bonito traste” me dijo, aún lo recuerdo. Yo espantado, de hecho asqueado, le lancé el paquete y le grité el rosario completo.

Desde aquel día no lo volví a ver hasta que más adelante me lo topé en la micro cuando él subió y se sentó a mi lado, dejándome entre el pene y la ventana. No tuve alternativa más que hablar con él y evitando cualquier contacto incluso de nuestras ropas entablamos conversación. Fue una cháchara cotidiana, nada fuera de lo común, sin embargo, fui notando como con cada palabra que yo pronunciaba él se iba ruborizando y cómo intentaba rozar su mano con la mía. Frente a esto, para no darle falsas ilusiones, decidí improvisar una parada y le dije que debía irme y me dispuse a bajar. Bendita casualidad... era precisamente donde él bajaba.

Así tuve que soportar media hora más de acoso mientras caminaba en dirección a mi casa, la cual estaba bastante lejos de donde había decidido bajar. Vicente no tenía ninguna intención de dejarme solo, pero yo me las arreglaba para mantenerlo lejos al menos. En un momento intentó tocarme el poto y ahí no soporté más la ridícula situación y le volé un diente. Sin embargo, desde la casual presentación que tuvimos en el supermercado nos hicimos grandes amigos y nunca perdimos contacto, bueno, hasta hace un mes atrás.

Vicente entendió después de la marca que le dejé (la cual no se borró: él decía que era un buen recuerdo) que no tenía opciones conmigo. Entendió que más que amigo no podría ser, que yo era bien hombrecito para mis cosas y que babeaba por mujeres de verdad, no por las que te dan una sorpresa cuando les bajas la falda. Aún así, gozaba inmensamente contándome sus aventuras sexuales: “El viejo estuvo increíble, nunca había estado con un pasivo tan activo como Floripondio, era un caballo en la cama”. No digamos que eran historias de mi especial agrado, sin embargo, era interesante conocer un mundo ajeno a mí de primera fuente.

Un día, cuando me contaba sobre una aventura con un cura que no había podido resistirse a su encantadora trompa de treinta centímetros (le gustaba presumir de ella), le dije que debía tener cuidado, que no debía confiarse y que incluso un cura podía cortar con una tijera sidosa su calendario. Él nunca me tomó en cuenta, nunca me tomó en serio. Hay Vicentito, siempre tan infantil...

Una noche llegó llorando a mi casa. Yo le abrí, aunque nunca lo había dejado pasar tarde sentí que debía hacerlo esa vez. Al principio no quiso decirme nada, aunque yo sospechaba y le pregunté si era cero positivo, sin embargo, él me lo negó. Entonces me dijo que había adquirido una extraña enfermedad, que su orgullo se estaba cayendo a pedazos, “ese” orgullo.

Tres años bastaron para destruirlo. Enloqueció sin su poder pues se negaba a ser pasivo. Así, en tres años perdió el amor y toda posibilidad de conseguirlo: nadie se mete con un sifilítico y él, confiado, no se había tratado a tiempo. Ya no había marcha atrás. Yo lo iba a ver adonde su madre, pero no me acercaba mucho. En su decadente estado despedía un repugnante hedor que no hacía más que llevar sus esperanzas aún más abajo en el infierno.

Fue un día de otoño, un día en el cual corría una suave brisa cálida que anunciaba lluvia, en el cual un grito al teléfono me obligó a volar. En tiempo récord llegué al lado de aquel desconocido que después de haberme observado en un supermercado había llegado a ser uno de mis mejores amigos, uno de los más respetuosos y fieles. El único hombre que me había amado lo suficiente como para respetarme y en ese momento le dije “Vicentito, Vicentito, ¿no te lo dije?”. Él me miró y sonrió: sabía que tenía razón, en el fondo de su corazón que apenas latía sabía que yo siempre había tenido razón cuando le dije que tuviera cuidado. Sin embargo, no me podía escuchar, en la profundidad de su alma él siempre había amado a su amigo que no le correspondía, y en esa tristeza él sonreía, sabiendo que había luchado.

Una brisa otoñal se llevó entonces el último suspiro de sus labios sonrientes. Hermosa imagen empapada en lágrimas maternales que derramaban los ojos de su progenitora aliviada.

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Comentarios

  1. Asdasd morí con este cuento... Empezó extraño, morí de risa con varios párrafos, me fue imposible no imaginarte como el narrador que fue acosado por un gay y su trompa de 30 cm. xd!!! Es triste el final... pero no deja de ser posible ._. ya que muchos al sentirse rechazados e imposibilitados de tener una vida amorosa "normal", ignoran los peligros que corren al ser promiscuos y asdsa :0
    Como dijiste tú, es un cuento cómicamente profundo... :3
    Ñam sigue subiendo cosas n.n seguiré comentando :3

    Muaaaak!!! (K)

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  2. yo opino al igual que la tawi que me encanto el cuento es comico, triste, una cantidad de emociones distintas entrelazadas en el mismo texto
    espectacular

    seguire leyendo

    ^^

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  3. Una historia de pintoresca amistad que sin embargo tiene un final triste. Me agradó mucho leer tu escrito, continúa así, lo que es yo seguiré leyendo tus próximas publicaciones :D

    Sl2

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  4. Weón ! Me acabo de hacer un blog para dejar un comentario x3 !!!
    _______________________________________________
    Aaaaaaaaaay, amigo de Tawi x3, está demasiado hermoso! Tiene un lado de cómica melancolía, todo agrupado que formaron aquello *-* !
    Wow, habían partes en las que moría, y la forma en la que partió !
    Ñaaaaaw ! Te doy un 7, no un 8, ñaa un 1589 :D ! Está bellísimo ^^ !
    Saludos amigo de Tawi :3 !

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  5. guridiii !
    ajajaja está buenisimo!
    no sabía que escribiass ! jajaj es como muy chistoso xD me gustó
    esoo soy la fraan sanchez

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  6. Jajajajaja buenísimo ... picaresco diría yo

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  7. Genial. Triste y cómico a la vez. Me sorprende tu talento José =)

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